Los antiguos sabios chinos crearon una imagen que representaba este concepto:
Lo Yin y Lo Yang, interdependientes entre si, uno se genera con la fuerza del otro, actuando uno como motor del otro. Esta idea del nacimiento de uno a partir de la esencia del otro se representa, en la figura, en el pequeño Yin existente en el Yang y en el pequeño Yang dentro del Yin. En este movimiento de uno hacia otro, llega el preciso instante en que aparece un cambio brusco, la mutación. Cuando se sube una montaña llega un momento que solo queda empezar a bajar. En la cima, Yang, está el inicio del descenso, Yin, es decir, cuando una cualidad alcanza su estado máximo surge el germen de otra cualidad, empieza el declive de una en beneficio de la otra.
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