Ser y no-ser se engendran mutuamente


martes, 10 de marzo de 2009

Experiencia sobre el TAO


Estaba en una reflexión de la manera de transmitir la teoria de las leyes universales taoístas cuando la climatología cambió tan de repente que lo que era un paisaje de montaña que mostraba una avanzada primavera, desapareció a la vista cubierto de una densa niebla; el frío y el viento animaban a refugiarse mientras que la suave lluvia se unía al espectáculo. Nada existía a mi vista pero, yo conocía el secreto tan celosamente guardado y que estaba velado para los que visitaban este lugar por primera vez.

La niebla era muy luminosa, una capa homogénea que al quererla penetrar ofrecía brillantes puntos y refulgentes garabatos que aparecían y desaparecían a toda velocidad; la propia esencia de la niebla era un ofrecimiento a la reflexión; el proceso de transformación sufrido por una “chispita de luz” que llega a convertirse en la roca que me cobijaba; las relaciones que Chispita de luz establece a través del tiempo.

Ponerse en los zapatos de “Chispita de luz” es muy aleccionador porque tiene una vida sin fin llena de experiencias.

Imaginemos que Chispita de luz nació en el origen de los tiempos y ha pasado por diversas naturalezas sin perder su esencia, las reglas son las mismas en aparente diferencia. Ella las conoce, sabe que forma parte de su esencia y fácil y simple se pone en movimiento.

En estos momentos, no veo nada aunque se que todo existe, no comprendo nada aunque hay una explicación, así es el Tao, contiene a todo y es contenido en todo aunque es invisible, es la ley universal que todo lo rige y que hace que todo siga el curso natural.

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